La noche que El Sol calentó la Arena…

Por: El Mitotero
Eran las 9:30 de la noche en la nueva Arena Potosí. Los asientos aún manchados por el trapo con el que trataron de quitarle el polvo de la recién terminada construcción. La gente seguía entrando al recinto cuando sucedió algo poco frecuente: la doble salida del sol.
En la pantalla gigante, después de proyectarse imágenes de la trayectoria artística del cantante más taquillero, aparecía la imagen de un sol al amanecer; y casi cuando terminaba de salir, de una pequeña plataforma apareció el otro Sol: Luis Miguel, en medio de gritos y aplausos del público que, aunque lo había visto en su show a inicios de año en tierras potosinas, hoy lo veía nuevamente y de manera gratuita.
Una buena parte de los asistentes no compraron nada, ni un agua, menos una cerveza o un servicio completo, dados los elevados precios, ni aún cuando a la entrada, los elementos de seguridad privada obligaron a muchos a tirar en una bolsa oscura dulces, botanas, botellitas plásticas con agua y hasta lápices labiales, maquillaje y botellas de perfumes carísimos.
El momento llegó. Luis Miguel arrancó con Será que no me amas, para luego seguir con Amor, amor, amor; Suave; Culpable o no; Te necesito; Hasta que me olvides; Dame; además de recordar al maestro yucateco Armando Manzanero con las canciones Por debajo de la Mesa y No sé tú; seguido de un medley de los temas Como yo te amé / Solamente una vez / Somos Novios / Todo y Nada y Nosotros, que movieron los recuerdos de muchos adultos mayores que agradecieron haya retomado esos temas de antaño en sus discos Romances.
Su sonrisa impecable, se cortaba por momentos en donde el cantante nacido en Puerto Rico pero criado en México dirigía cual directo de orquesta a sus músicos e ingenieros de sonido, para pedir que subieran el volumen de su micrófono, bajaran el volumen de los músicos, subieran el volumen del violín del mariachi, por lo que por momentos se vivía cierta tensión en el escenario, pero que al final, mostró el profesionalismo que lo ha marcado durante toda su carrera musical.
Pero un ligero bajón en el ánimo del público, se dio cuanto entonó las canciones Sonríe, a dueto digital con el Rey del Pop, Michael Jackson y Come Fly With Me, al lado del maestro, de La Voz: Frank Sinatra. Sin embargo, aún ahí, Luis Miguel derrochó el talento de su voz, lo cual mantenía al público expectante y disfrutando de su calidad vocal. En esta parte, bien pudieron haber entrado dos de los duetos más famosos que Luis Miguel ha hecho en su carrera: uno con la internacional Sheena Easton y la canción Me gustas tal como eres, la cual está incluida en el disco Todo me recuerda a ti, y con la que el Sol obtuvo su primer Grammy,imponiendo el record del cantante más joven en recibir dicho trofeo y el otro, al lado de Laura Branigan con el tema Sin Hablar, del disco Soy como quiero ser.
De ahí, el show que reunió a miles de personas en el nuevo recinto de espectáculos al sur de la capital potosina, siguió con un popurrí de los temas Un hombre busca a una mujer, Cuestión de Piel y Oro de Ley, para continuar con los clásicos Fría como el Viento, Tengo todo excepto a ti y Entrégate, con los cuales puso el toque romántico entre los asistentes.
Después de estos temas, Luis Miguel salió del escenario, para dar paso al famoso mariachi Gama Mil, mientras él cambió su elegante traje negro por un outfit en ese mismo tono pero más casual y entonar los clásicos temas La Fiesta del Mariachi, La Bikina y La Media Vuelta, para terminar esta parte con una detonación de los colores patrios y volver a los temas que le dieron fama en su juventud como fueron No me puedes dejar así, Palabra de Honor y La Incondicional.
A punto de concluir, Te propongo esta noche… y para cerrar… Ahora te puedes marchar / La chica del bikini azul / Isabel y Cuando calienta el sol… con la algarabía del público que, por más que aplaudió durante toda la hora y media de espectáculo, sólo logró que El Sol dijera dos o tres veces la palabra San Luis… y su clásico ¡Cómo dishee! Para invitar al público a cantar. En el final, agradeció con reverencia junto con sus músicos y sus coristas para caminar hacia la salida y, antes de abandonar el escenario, enviar besos a sus admiradoras con sus manos y no volver… a pesar de los gritos de Otra, Otra que no encontraron eco en el cantante, por lo que no quedó de otra más que regresar al coche estacionado junto a la Arena, pagando los respectivos cien pesos y volver a casa, entonando en la memoria los temas que marcaron toda una época para varias generaciones.